Estudio PNUD establece las principales brechas de la implementación de la Agenda 2030 en el sector privado

22 de Agosto de 2019

En lanzamiento de la publicación, realizado en PNUD, se reunieron representantes de grandes empresas y responsables de las áreas de sustentabilidad de las compañías. En la imágen: representación de PNUD (Marcela Ríos) y ONU Chile (Silvia Rucks) junto a asistentes al lanzamiento de "Grandes Empresas y Sostenibilidad en Chile".

Jueves 22 de agosto de 2019.

El reporte “Grandes empresas y sostenibilidad en Chile: alcances de la implementación de la agenda 2030 en el sector privado” realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile, con la cooperación del Centro Vincular de la Escuela de Negocios y Economía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), y el apoyo de Acción Empresas incluye entrevistas a 15 altos cargos de grandes empresas, analiza los reportes de sostenibilidad de 155 de ellas y presenta las prácticas más recurrentes que guían a las grandes empresas y establece cuáles faltan incorporar para fortalecer la Agenda 2030.

Los datos que aporta el estudio se pueden interpretar de dos modos. Por un lado, sostiene el estudio, “es todo un logro que 20 grandes empresas nacionales al año 2017 hayan incorporado este marco a su visión de trabajo y a su cadena de valor. Por otro lado, al 2017 aún era muy bajo el número de empresas que, de algún modo u otro estando comprometidas con los valores de la sostenibilidad, incorporaron la Agenda 2030 en la revisión de su cadena de valor”.

Un dato que destaca en la encuesta autoaplicada a la gerencia de sostenibilidad se refiere a los incentivos y barreras que tienen las empresas para trabajar con los ODS. En el primer caso, la razón más nombrada es que “los ODS contribuyen al fortalecimiento de las relaciones con distintos grupos de la sociedad”. Es decir, los ODS se consideran una herramienta para entender las necesidades y prioridades de los distintos grupos. En segundo y tercer lugar aparecen elementos más evidentes, como el hecho de que cumplir con los ODS contribuye al desarrollo del país y que los ODS son una tendencia internacional que se impone.

Entre las barreras percibidas por los y las gerentes de sostenibilidad para implementar los ODS, destaca que al interior de las empresas aún es bajo el conocimiento de ellos. Según el reporte otra de las dificultades es “la falta de consenso al interior de la empresa para trabajar con los ODS— es interesante de relevar en tanto la implementación de la Agenda 2030 parte del convencimiento de su valor, pero si no está claro, las diferencias entre los distintos actores al interior de una organización pueden minar su importancia”.

A partir de los relatos obtenidos en las entrevistas y de la lectura de los reportes, en la tercera sección se explora qué se está haciendo para contribuir a la sostenibilidad y qué aspectos se debe estimular para fortalecer la Agenda 2030. Algunas responden a prácticas tradicionales, mientras que otras son formas novedosas de enfrentar los retos de la sostenibilidad. Se identificaron cinco lógicas de acción más recurrentes y otras cuatro que se estiman necesarias para estimular la Agenda 2030. Las cinco lógicas de acción más presentes en las entrevistas son la lógica de escucha, la lógica del cuidado medioambiental, la lógica del bienestar,  la lógica del acercamiento comunitario y la lógica de la inclusión,en este sentido en algunas empresas se están haciendo esfuerzos conscientes por igualar el número de mujeres y hombres, aunque se reconoce que aún falta por avanzar ya que en las grandes empresas el número de mujeres directoras o en cargos gerenciales no sobrepasa el 10%.

Por su parte, las cuatro lógicas de acción menos presentes y necesarias de estimular son la lógica de medición, la lógica de redefinición, la lógica de revisión de la cadena de valor y la lógica de conexión. Una de las conclusiones del estudio es que las lógicas de acción más necesarias para la apropiación de la Agenda 2030 aparecen poco, especialmente aquellas referidas a la incorporación de una mirada de sostenibilidad en la cadena de valor de las empresas.

Tanto en las entrevistas como en los datos recogidos cuantitativamente, la relación de los ODS con la cadena productiva era baja. De acuerdo con el estudio solo si las grandes empresas chilenas analizan, miden y minimizan las externalidades negativas en toda su cadena valor —proveedores, trabajadores subcontratados y las consecuencias de sus productos y servicios en sus clientes— la Agenda 2030 y el desarrollo sostenible podrán expandirse.

Para más detalles, puede descargar el libro acá: https://bit.ly/2ZbA6kr